ELRIC: el Trono de Rubí. Versión gráfica definitiva del personaje

Ficha ELRIC 1 - El Trono de Rubí

Cuando un personaje te gusta, cuando una obra tiene calidad suficiente para traspasar fronteras de tiempo y lectores hasta alcanzar el reconocimiento general de ellos y la crítica, también te gusta que su encarnación a imágenes (ya sea en el 7º arte, el cine, o en el 9º, el cómic) tenga también calidad suficiente como para identificarte con ella, sentirla tuya.

Así ocurre con Elric, El Trono de Rubí, primer volumen de la nueva adaptación al cómic de la Saga más conocida de Michael Moorcock, que publica Editions Glénat en Francia y Yermo Ediciones en España, y que es, sin duda, la versión gráfica definitiva del personaje.  No es que yo lo diga (que también); es la opinión del propio autor, en su prólogo a la obra:

«He visto algunas interpretaciones visuales de Elric realmente magníficas… y siempre me ha costado escoger mi preferida. Hasta ahora. Entre todas las adaptaciones gráficas de las historias de Elric, hay una muy cercana a la visión original del personaje.  Es la que tienes en tus manos.»

Con tales palabras de presentación, se corre el riesgo de elevar mucho el listón, crear tantas expectativas, que el aficionado que accede a la obra podría llevarse una decepción al contemplarla.  No es el caso.  O no ha sido mi caso, al menos.

Porque ¿qué es Elric: El Trono de Rubí, qué encontramos en este volumen?

Dragones

De inicios, una nueva adaptación al cómic de la novela Elric de Melniboné, que da comienzo a la serie; en concreto, su primera mitad, porque es imposible condensar en formato álbum europeo (46 planchas) toda la intensidad de la obra (la adaptación anterior de P. Craig Russell, en formato cómic-book USA, ocupó 6 números, unas 180 páginas).  Esto hace que el álbum se nos haga un tanto corto, escaso, que deseemos más…y no porque su adaptación elimine partes o episodios de la novela, sino lo contrario: considero que el guión de Julien Blondel es excelente, condensa de forma exquisita el contenido original al espacio requerido, y mantiene una intensidad narrativa que, al finalizar su lectura, te hace pedir más… Una adaptación que, siendo fiel a la novela original, introduce -con el consentimiento de Moorcock (él mismo no ha dudado en modificar una obra previa del ciclo para coordinarla con otra posterior, o a la concepción del multiverso)-, pequeños cambios en la historia que la enriquecen, actualizan, y le dan una visión acorde a los tiempos que corren, más de 40 años después de su creación.

Escena

Elric estudio

En la parte gráfica, El Trono de Rubí es una obra impactante.  En su inicio, grandes imágenes a página completa, de fuerza rotunda y claroscuros marcados, nos introducen de golpe en la civilización decadente, inmoral, depravada y cruel de Melniboné, el antiguo imperio que dominó el mundo durante 10.000 años y perdió su mando en los últimos 500; en la hermosa Imrryr, la Ciudad de los Sueños, capital de la Isla del Dragón, centro del mundo conocido, y en quien la gobierna, Elric, 428º descendiente directo del primer Emperador Brujo aliado del Caos que creó la dinastía; un hombre (aunque no del todo humano) poderoso, hechicero, erudito y letrado, pero atormentado y con dudas, pues desprecia aunque tolera la depravación que le rodea, inherente a su pueblo; un hombre débil también, albino y enfermo de nacimiento, que necesita magia y sangre vertida para mantener su vigor, hechizos y sacrificios en ceremonias, que en esta adaptación oficia la propia Cymoril.

Elric Oscuro

Y ese es uno de los cambios que introduce Julien Blondel, con aquiescencia de Moockock: un papel más activo de la mujer, un tanto difusa en la novela original.  Así, la huida romántica de ambos amantes a una cueva escondida junto al mar en la novela, se cambia aquí por una ceremonia sangrienta en un manantial natural, donde la Cymoril hechicera mantiene y limpia la sangre maldita de Elric a base de un lujurioso sacrificio sangriento de vírgenes humanas, acorde a la naturaleza vil y depravada de los melniboneses.

Depravación

Y esa es otra de las características, y el mayor acierto gráfico de la obra, que tanto ha agradado a su autor: la representación decadente del imperio de Melniboné (Moorcock, un anarquista romántico desde su juventud, siempre quiso representar en su obra una alegoría de aquellos viejos imperios británico y germano-nazi -o el más moderno estadounidense- dominantes del mundo, dominadores del Caos, que a él le hubiese gustado destruir; y destruye La Ciudad de los Sueños, de la mano de Elric).  En una conjunción no frecuente en Europa, tres dibujantes, Didier Poli a los lápices, Robin Recht en la tinta, y Jean Bastide que da color y dispone de libertad completa para realizar los retoques que sean necesarios, obtienen para Elric un desarrollo gráfico sorprendente, de imágenes rotundas, oscuras y nítidas a un tiempo, y tremendo impacto para el lector.  Con un estilo realista, y en unas planchas que necesariamente han de huir de aquellos experimentos oníricos que tan bien sabía componer P.Craig Russell, y comprimir numerosas viñetas donde recoger el intenso contenido de la novela, Poli mantiene la tensión narrativa con planos contrapuestos y focos cambiantes, picados y contrapicados que se suceden e intercalan entre planos generales frente a primeros y primerísimos planos, sin que falten viñetas grandiosas de sorprendente realismo; todo ello remarcado por unas tintas y colores en claroscuros que otorgan profundidad a una puesta en escena espectacular.

Straasha

La conjunción de autores adquiere estilo propio, aunque no exento de influencias, que no dudan en reconocer: la grandiosidad de Druillet, combinada con un estilo narrativo clásico -en el que personalmente he encontrado tintes de Bilal y Giraud– o el detallismo de Laufray; la incorporación de imaginería gótica y sadomaso-quista, o el fetichismo de Clive Baker, hacen que de su mano los melnibonenses adquieran tintes maligno y recuerden a los cenobitas de Hellraiser; Yyrkon se ve poderoso, y el Doctor Burlón aterra…

Yyrkoon

Sus dioses no adoptan ya rasgos parecidos a humanos, sino que recuerdan a horrendos mitos lovecraftianos, como el terrorífico Aaven’kar que conjura Yyrkkon, o Straasha, señor de los océanos, un remedo pulposo de Cthulu sin miembros humanos, con cohorte de medusas… Y para representar a Arioch se decantan por la imagen más espeluznante de cuantas transmiten maldad:un tierno infante, de hermoso rostro que se transforma.

AAvenkar

Y aunque no aparece en el volumen (aún no es hora), una parte importante de la serie será Stormbringer (Tormentosa, de nuevo, qué le vamos a hacer…). Enlazando con una entrada anterior de este blog sobre sus visiones, en la nueva serie su imagen no será estática, sino cambiante, en función del estado en que se encuentre (en reposo, ávida, en combate, o saciada) según se muestra en un estudio preliminar sobre el arma y el personaje.  Confieso que me gusta la idea, sí.

Elric y Stormbringer - Estudio

En resumen: una obra altamente recomendable, que viene a representar la imagen definitiva de un personaje siempre atractivo. Un solo defecto le encuen-tro: al ritmo normal de publicación, tendremos que esperar un año para disponer de su continuación, 16 años para completar las 8 novelas del canon central del personaje. A no ser que la unión de tres dibujantes consiga acelerar el proceso…

El Trono de Rubí recorte

STORMBRINGER. Visiones de la espada negra que bebe almas.

Una de mis muchas deudas (la más importante quizás) es no haber dedicado ninguna entrada a Michael Moorcock o alguna de sus muchas encarnaciones del Campeón Eterno: (uno de mis personajes de fantasía épica favoritos), Corum, Erekosë, Hawkmoon, Von Beck…  Pero eso va a cambiar, (me) lo prometo.

Stormbringer Raven

Sin embargo, ninguno de ellos será protagonista -de momento- de este espacio, sino Stormbringer, la espada negra grabada con runas, la bebedora de almas, protagonista también ella misma, de la Saga de Elric. En España ha sido llamada Portadora de Tormentas o Tormentosa (¡que nombre horrible para una espada, por Arioch y todos los dioses del Caos!, qué poca sonoridad, y pocas sensaciones transmite…).  Yo la prefiero sin traducir: su nombre original transmite mucha más profundidad, y es bien conocido su significado.  Le ocurre como a la Singing Sword del Príncipe Valiente, que traducida como Espada Cantante pierde todas sus sensaciones y -como dice Rafa Marín-, ese sonido sibilante que acompaña a la hoja al ser deslizada.  Y Stormbringer suena rotunda, impactante, peligrosa… (pero ya no tiene arreglo).

Sí.  Stormbringer es peligrosa.  Para cualquiera que esté cerca, incluso su dueño -su portador, mejor dicho-.  Es peligrosa para la vida, que arrebata sin pudor; y también para la muerte, pues bebe y posee el alma de quien conquista, se alimenta de ella, y dota a su enfermizo poseedor de la vitalidad que necesita.  Para Elric es una droga:no puede vivir sin ella, y odia sus resultados, sus consecuencias; lucha contra sus efectos y, durante un tiempo, conseguirá vencer; pero -personaje trágico donde los haya- como buen drogadicto, terminará por ceder, porque la necesita, porque es su destino: Elric, con todo su poder, es un títere, una marioneta en mano de los dioses, que ve morir por su mano a quienes ama. Y Stormbringer se erige en protagonista absoluto del drama; posee entidad propia, decide por su cuenta y, en el fin de los tiempos, cuando todo acaba, se alzará al cielo con gozo impío y una carcajada diabólica, para reírse de ese nuevo Equilibrio Cósmico alcanzado.  Ella… o ello, el ente que asume la forma de espada, será el único que continúe viviendo en la nueva era que nace…  Y aquí lo dejo.

ST

Pero ¿qué imagen tiene Stormbringer? ¿Cuál es su figura, o diseño…?

Moorcock es parco al respecto, no la describe en su narración; quizás de forma consciente, para provocar una imagen imprecisa, personal de cada lector.  Y así ha ocurrido: cada uno de los autores gráficos que han dado vida a la espada rúnica la representa de forma distinta, según su genio y creatividad; unas más acertadas que otras, o más particulares; pero casi siempre original y distinta, considerando que no se trata de una espada normal.  Demos un breve repaso (incompleto, sin duda), por algunas de estas visiones conceptuales:

Stormbringer Cawthorn-Druillet-W.Smith

En comics, James Cawthorn, amigo personal del autor y su primer dibujante, la concibe como espadón imponente, absolutamente triangular.  Primerizo también fue Phillippe Druillet, en 1971, amigo de diseños psicodélicos, que incorpora en su hoja una extraña estructura totémica; difícil de manejar, supongo.  Poco después, Barry W.Smith, en la visita de Elric a la Era Hyboria de Conan, además de cubrir al albino con ese extraño cucurucho de aprendiz de brujo, no le confiere a la espada negra ninguna distinción especial, más allá del tono oscuro y ciertos adornos junto a la guarda.

Stormbringer Frank Brunner 3

En 1979 Frank Brunner realiza para Star*Reach una excelente interpretación  de Elric, que daría paso a otras ilustraciones y un portafolio del personaje.  Con él, la espada tiene ya esa cruz en forma de tridente acabada en uña de dragón, con piedra roja incrustada entre runas, que se va convirtiendo en clásica (creo que fue el primero en usarla, aunque aceptaré correcciones).

Elric P.Craig Russell 3

P.Craig Russell es posiblemente el artista que más ha tratado al personaje en cómics.  Lo ha dibujado durante casi 20 años; desde 1981, que adaptó junto a Roy Thomas La Ciudad de los Sueños en novela gráfica para Marvel, hasta 1998, que publicó Stormbringer, pasando por adaptaciones previas de otras novelas del canon principal de la obra, para First Comics o Dark Horse.  Su imagen es, posiblemente, la más conocida en cómics hasta el momento (la nueva colección francesa de Elric, de la que hablaremos en breve, va a cambiar este hecho).  Su espada negra es simple pero singular: de gran empuñadura y amplias guardas tachonadas de rubíes, y runas grabadas en la hoja.

Stormbringer PCR

Más recientemente, en 2004, Walter Simmonson realizó Elric: La forja de un hechicero, con guión del propio Moorcock, que es una precuela a la historia oficial, su formación como futuro emperador del Melniboné, en la que realiza viajes oníricos por el multiverso, donde también encuentra a Stormbringer, que en sus manos se convierte en un enorme espadón.  Una última versión aparece en 2011, en El Balance Perdido, serie dibujada por Francesco Biagini, y portadas de Erik Jones, que cruza las múltiples encarnaciones del Campeón Eterno de todos los tiempos.  Aquí, Stormbringer vuelve a adoptar el estilo tridente con gema incrustada.

Elric El Equilibrio perdido

En cuanto a ilustraciones, son muchas las que han adornado las portadas de los libros, o portafolios de Elric, incluso cubiertas de cómics, que últimamente -como en la serie de arriba- gozan de ilustraciones por artistas separados.  Junto a la de Brunner ya señalada, causaron sensación las ilustraciones coloristas de Rodney Matthews, cuya Stormbringer, de factura un tanto clásica y cintura estrecha, marcó una etapa aún recordada.

Elric Rodney MatthewsPero las que a mí personalmente me marcaron fueron las de Michael Whelan, cuya representación de Elric daba la imagen perfecta del personaje, delicado, pero tal vez musculado en exceso. Sus imágenes transmiten acción y fuerza… Stormbringer es negra en profundidad, rotunda, ligera y poderosa, de ala ancha, gavilanes abiertos con uña de dragón, y piedras azules engarzadas.

michael_whelan__elric 2 michael_whelan__elric 1Después vinieron otros, como Gerald Brom, con su Lobo Blanco, de espada similar a la anterior; John Picacio con su espada encendida de rubí profundo; Chris Achilleos, cuyo mandoble contiene el rostro tenebroso de un demonio en la cruz; Robert Gould, con un concepto diferente, cruz dorada y simple y runas encendidas en reluciente escarlata… o tantos otros, imposible de destacar.

Brom - PicaccioAchilleos - Gould

Como veis, nada definitivo por el momento; aunque eso puede cambiar: recientemente se ha iniciado un Francia una nueva serie que adapta la saga de Elric en cómic, y promete ser la imagen definitiva del personaje, la que mejor refleja en imágenes las sensaciones que Moorcock pretendía transmitir en sus textos (así dicho por el propio autor).  Su primer volumen, El Trono de Rubí, acaba de ser publicado en España, y pronto hablaremos sobre él.

Pero no acaba aquí esta recopilación de visiones, nos falta la fabricación de Stormbringer: hay reproducciones de la espada negra, que responden también a conceptos de su autor.  Algunas de ellas hechas por aficionados, evolucionada, transformadas desde otras previas, como estas dos que hemos encontrado y reproducimos, de Rick Barret, y Khan Raider, basada en la de Gould (aunque no parece de metal):

Stormbringer Rick BarretStombringer por Khan Raider

Y como abundan las reproducciones de espadas famosas fabricadas de forma artesanal, o comercial (de eso saben bastante en Toledo, aunque no es el caso), existen también versiones de Stormbringer para la venta al público. Hemos encontrado dos, ambas de Raven Armoury, casa artesana especializada en armas hechas a mano, de Essex, Inglaterra, cuyo enlace podéis seguir en el nombre, o las espadas.  Ambas son de tirada muy reducida y alta calidad (y alto precio, más de 5.000 € con impuestos).

La primera, reproduce la versión de Rodney Matthews (picar sobre la imagen para acceder a la página oficial):

Stormbringer Raven Rodney MathewsLa otra es una versión propia de la espada (algo parecida a la de Whelan, sin ser ella), en acero inoxidable, ennegrecida en grafito y con zafiros incrustados, y guarda completa formando la garra de un dragón.  Se ofrece en dos tamaños, 48″ y 53″, con plata ennegrecida en el mango.

Según indican, esta reproducción está aprobada por Michael Moorcock, con quien han trabajado desde el inicio para su diseño, por lo que sería la versión más oficial de Stormbringer hasta el momento.

Disponen también de su gemela, Mournblade, con guarda y pomo ennegrecidos con bronce y granates.

Stormbringer y Mournblade Raven

(Picar sobre la imagen para acceder a la página de Raven Armoury, con mayor información y detalles.  Las imágenes se reproducen «sin permiso expreso», aunque con cariño, y esperamos su comprensión…)