Mujeres Guerreras (IV): DARK AGNES DE CHASTILLON y otras espadachinas de R.E.Howard

Pocos, a estas alturas, desconocen que Robert E. Howard fue uno de los precursores (y quien asienta el prototipo) de la mujer guerrera como protagonista en la literatura fantástica (considerando como tal a la que, sin perder su esencia, se presenta en plano de igualdad con el hombre protagonista y destaca como éste -cuando no lo supera- en destreza con las armas, bebida, juramentos, o libertad para conducirse a su antojo cuando lo desea). Basó este prototipo de luchadoras en las guerreras de las tribus norteñas de la antigüedad, que tan bien conocía y amaba, muy diferentes de las doncellas que aparecían en los pulps de la época, para quienes se reservaba el papel de princesas, villanas, concubinas, prostitutas o brujas, nunca el de protagonista o camarada igual al héroe… Hasta entonces.

Weird Tales – Ago-Sep. 1936
(Margareth Brundage).

Es cierto que también él utilizó esos roles en sus historias, movido principalmente por necesidades económicas, la demanda del público o el gusto de los editores, que no dudaban -también hoy- en utilizaban el cuerpo desnudo de la mujer en las portadas (e interior) de sus revistas para incrementar las ventas (y Margareth Brundage, una mujer, autora de la mayoría de ilustraciones de Weird Tales entre 1933 y 1938, fue un buen ejemplo). Pero no es menos cierto que, a veces, el papel de sus personajes femeninos sólo recogía el que históricamente ejercían las mujeres en un mundo salvaje y violento, dominado por los varones, como los que él describía. Con el tiempo -consolidado ya como escritor-, se alejaría del tópico.

«La tortura de una mujer desnuda e indefensa… especialmente cuando se trata de un miembro del sexo femenino de formas voluptuosas… parece excitar un cierto placer en algunas personas, las cuales, por el contrario, muestran su desagrado ante una sana carnicería en el calor y la furia de un campo de batalla. Lo primero me parece mucho más deleznable que hacer trizas a unos hombres armados… o la matanza de prisioneros en la locura de un combate»

Carta de R.E.HOWARD a HP.LOVECRAFT (1)

Es en su serie más conocida, Conan el cimmerio, cuya publicación se inicia en 1932, donde introduce por primera vez personajes femeninos protagonistas a su altura, entre las que destacan por méritos propios Bêlit, «La reina de la Costa Negra», en el relato del igual nombre (mayo de 1934), y Valeria de la Hermandad Roja, en «Clavos rojos» (publicado en octubre de 1936, unos meses después de su muerte). Otras mujeres se acercan al prototipo de mujer liberada, independiente y poderosa. Fred Blosser, el genial analista del mundo hiborio en «La Espada Salvaje de Conan» (que volveremos a leer en las páginas del ómnibus #1, en breve) incluye también a la Devi Yasmina de Vendhya, de «El pueblo del Círculo Negro», cuya despedida descarada y orgullosa le hace elevar posiciones tras su debilidad anterior; pero, estrictamente, no se puede considerar una guerrera pues, dada su posición superior, no se encuentra en igualdad con el cimmerio. Tampoco Red Sonja, de Hyrkania, que es la traslación a la era hiboria en los cómics de otro personaje de Howard, que también veremos.

Conan y Bêlit, por Brom

Bêlit fue el primer y único amor verdadero del cimmerio; la conoce siendo aún muy joven y queda impresionado por su fuerte personalidad. Salvaje y despiadada, cruel con sus enemigos, muestra una feroz atracción hacia el bárbaro, a quien entrega una pasión sensual, hasta la lujuria más desenfrenada. Líder de un grupo de bucaneros negros a bordo del Tigresa, no duda ella misma en empuñar la espada para asaltar cuantos barcos hiborios encuentra a su paso y masacrar a sus tripulantes, sobre todo estigios, a quienes odia. Conan no duda en acompañarla y seguir los designios de una mujer, como lugarteniente a sus órdenes. Su regreso tras la muerte para defender a su amado en peligro, repesenta uno de los episodios más emotivos de Howard.

Ilustración de Harold Saylor De Lay para el
interior de Weird Tales (agosto-sept. de 1936).

Valeria, una aventurera de la Hermandad Libre del Vilayet, es otra pirata de la que Conan quedará prendado, hasta el punto de desertar y seguirla cuando ella abandona la Hermandad. Hábil espadachina como pocos hombres, no duda en cruzar su arma con el bárbaro para defender su independencia y libertad. Tras un episodio con un dragón, vivirán juntos, como compañeros, una sangrienta aventura en la ciudad perdida de Xucholt, en un enfrentamiento de dos tribus hermanas que conllevará su extinción mutua.

Tanto H.S. De Lay en Weird Tales, como más tarde Barry Windsord-Smith en los cómics, siguieron con fidelidad en sus ilustraciones la imagen de la mujer, como la describe Robert E. Howard.

DARK AGNÈS DE CHASTILLON

Agnès de Chastillon. Ken Kelly

Agnès de Chastillon, Agnès de La Fère, o Agnès «la negra» como también se la conoce, es el mejor prototipo de espadachina o mujer guerrera, liberada y protofeminista a la fuerza. Sus relatos, escritos en algún momento entre 1932 y 1934, debido a su muerte prematura, no verían la luz hasta 1971 (aunque Catherine L. Moore -a quien se lo envió tras publicar el primer relato de Jirel de Joiry– se mostró entusiasmada con el personaje).

En «La Espadachina» («Sword Woman»), el primero de los relatos, Agnès es la hija pequeña de un bastardo que el duque de Chastillon, en Normandía, tuvo con una campesina, y que mantiene su nombre; antiguo soldado de muchas campañas junto a los Compañeros Francos, trata a las mujeres con el mismo desprecio que lo hacía cuando saqueaba, mataba y las violaba tras la batalla. Ha concertado su matrimonio con François, un petimetre de la región, que Agnés define como

«un buen cerdo, un puerco de grasa rancia, que no piensa más que en atiborrarse, hincharse, emborracharse y correr detrás de las faldas».

ROBERT E. HOWARD. «LA ESPADACHINA» (2).

Justo antes de su boda recibe la visita de Isabel, su hermana, sólo unos años mayor, casada y con un hijo, que termina por confesarle:

«…La vida es algo difícil para una mujer. Tu cuerpo esbelto y ligero se arrugará y encorvará como el mío, será arrasado por los sucesivos embarazos; tus manos se deformarán… tu mente se convertirá en algo turbio y melancólico… con tanto trabajo, tantas penas… y el rostro de un hombre al que odias siempre al alcance de tu vista (…) Mírame, ¿Te gustaría verte como me ves a mí?»

Y le entrega una daga de hoja afilada, para que se quite la vida con ella.

ROBERT E. HOWARD. «La espadachina» (2).
  • (Creo oportuno incluir estos párrafos porque nos muestran sin ambages, con sus propias palabras, el pensamiento real del autor tejano, acusado, a veces, de machismo).
alexasharpe-art.tumblr.com

Tras ello, mientras su padre la arrastra al altar y observa los rostros y cuerpos envejecidos de su madre y hermana, considera seguir su consejo. Pero cuando el cerdo de François se pone a su lado «sonriendo como un mono sin cerebro», Agnés cambia de opinión e incrusta la daga en su corazón. Después, con el vestido de boda, huye de su casa y se interna en el bosque, evitando el dardo que su padre le dispara con una ballesta.

Y es sólo el principio. Un comienzo de folletín, que se irá confirmando conforme avanza, hasta quedar transformado en una auténtica aventura intensa de capa y espada con toques históricos, cuya acción transcurre en Francia, en el primer cuarto del siglo XVI. Entre sus páginas se encuentran numerosos guiños o referencias a personajes de la época, desde el emperador Carlos (I de España y V de Alemania) a Lautrec en Milán (es de suponer que Odet de Cominges, hermano de Françoise de Foix, quien sí aparece en el siguiente episodio, y nos lleva a relacionar al villano D’Alençon con Charles IV de Valois y cuñado de Francisco I, cuyo reinado se inicia en 1515).

Etienne Villiers, diseño de Aaron McDonell

En el bosque, Agnès se encuentra con Étienne Villiers, un aventurero de pasado noble, vividor y aprove-chado, de excelentes modales y propósitos oscuros, que queda deslumbrado ante su porte; la acoge, viste como un hombre y le ayuda a escapar. Pero la intención de Villiers es venderla en un prostíbulo. Como está perseguido por los hombres de D’Alençon (es el único que conoce su traición a Francia con Carlos, el emperador) lo hace a través de Thibaud, uno de sus compinches. Cuando Agnés descubre la transacción, hunde su daga en el corazón de Thibaud y deja maltrecho a Étienne (a última hora se arrepiente, porque le salvó la vida). Pero comete el error de llamarle por su nombre y el posadero lo vende a D’Aleçon. Sintiéndose responsable, carga con él hacia la taberna de un amigo.

Allí encuentra a Guiscard de Clisson, jefe de los mercenarios y los Compañeros Francos, que busca hombres para enrolar en sus filas, en la campaña para evitar que el emperador eche a Lautrec de Milán. Ella se ofrece, pero la rechaza por no ser un hombre. Y tiene lugar uno de los mejores alegatos que Howard pone en sus labios:

«¡Siempre el hombre en un mundo de hombres! Una mujer debe saber cuál es su puesto. (…) ¡Mujeres: vacas, esclavas! Siervas temerosas que gimen y se arrastran, que inclinan la espalda bajo los golpes y se vengan…matándose con sus propias manos, como mi hermana me proponía. ¡Ja! ¿Me niegas un sitio entre tus hombres? Por Dios, viviré como quiera y moriré como el Señor lo desee, pero si no soy digna de ser camarada de un hombre, menos lo soy de ser su amante. Así que ¡vete al infierno Guiscard de Glisson, y que el diablo te arranque el corazón!».

ROBERT E. HOWARD. «LA ESPADACHINA» (2).

Leídas hoy, estas palabras suenan a habituales, incluso ya vistas (a mí me recuerdan, salvando las diferencias, a las que pronuncia Scarlett O’Hara en «Lo que el viento se llevó«). Pero recordad que están escritas sobre 1932, cuatro años antes que la novela de Margaret Mitchell y siete antes de la afamada película.

Inmediatamente después, sube a visitar a Étienne, quien se disculpa ante ella por sus actos. Pero cinco antiguos compinches hacen su aparición en busca de venganza por la muerte de Thibaud, de la que acusan al hombre, incapaces de creer que haya sido Agnès. Y es cuando ella manifiesta su capacidad innata: esgrime la espada de Villiers y se deshace uno a uno de los cinco, que mueren sin dar crédito a cuanto contemplan. No así Étienne Villiers, que siente cómo crece su admiración por ella. Ni Guiscard de Clisson que, ahora sí, la enrola en sus filas.

«—Como compañera de armas -le respondí-. No soy amante de nadie.

De nadie, salvo de la muerte -replicó, mirando los cadáveres».

ROBERT E. HOWARD. «LA ESPADACHINA» (2).
Dark Agnès, por Mark Schultz.

La historia no acaba ahí (ya os dije que es intensa). Tras semanas de entrenamiento en la esgrima y ya equipada como uno de los Compañeros Francos, parte con de Clissson hacia Italia, donde les esperan el resto de sus tropas. Nunca llegarán. Por el camino, les esperan los secuaces de D’Alençon, al mando del capitán De Valence, quienes confunden a Giscard con Étienne y lo matan de un balazo. Después persiguen y acorralan a Agnés en un acantilado, de donde escapa, finalmente, con ayuda de un canalla arrepentido.

En «Espadas por Francia»,(«Blades for France»), segundo episodio del personaje y continuación del anterior, Agnés de La Fère cabalga sola por los caminos. Ha quedado con Étienne (a quien ahora llama amigo) para huir juntos a Italia, lejos de los hombres de De Valence que les persiguen: a Villiers, por cuenta de D’Alençon como sabemos; a ella por ser la única testigo que puede relacionarlo con el asesinato de Guiscard de Clisson.

Dibujo de Aaron McDonnell para
el cómic «Savage Sword of R.E.Howard»
de Dark Horse

Cuando un rufián malcarado se cruza con ella y la molesta, critica su forma de vestir como un hombre y requiere sus caricias a la fuerza («¿tendré que matar a la mitad de los hombre de Francia para que aprendan lo que es el respeto?»), se ve obligada a cruzar su espada con él y cumple lo prometido. Después, cambia su capa escarlata raída por la del hombre, negra, de calidad y con un brocado dorado que la adorna, y guarda el antifaz negro que encuentra en ella.

Este hecho la introduce en un complot interna-cional al más puro estilo de Alejandro Dumas en Los Tres Mosqueteros«, cambiando su época, detalles y ambientación histórica. Así, aparecen como personajes, Françoise de Foix, amante oficial del rey Francisco I; Charles, duque de Borbón (que puede ser tanto Charles de Montpensier, III de Borbón, que terminó enemistado con el rey y cambiando de bando en 1521, como Charles IV de Vendôme, par del reino y su ferviente partidario, duque de Borbón desde 1527; aunque es más posible el primero, por su enfrentamiento de herencia con Louise de Saboya, madre del rey y regente ella misma, conflicto que se cita en el texto). Y, a modo de Cardenal Richelieu, Thomas Wosley, cardenal también y Lord Canciller del Reino de Inglaterra, carismático, inteligente y tan dado a la intriga como aquel. Con todo, el folletín está dispuesto; y en él no podía faltar nuestro conocido Renault de Valence, uno de los enmascarados, y enemigo declarado de Agnès y Étienne, al servicio de D’Alençon y Louise.

Portada de Francesco Francavilla, para «Robert E. Howard’s Savage Sword»#6, de Dark Horse

«La Amante de la Muerte«Mistress of Death«), último de los relatos dedicados a Agnès la Negra, quedó incompleto a la muerte de R. E. Howard. Fue acabado por Gerald W. Page (en WItchcraft and Sorcery, enero-febrero 1971) gracias a un resumen que el tejano dejó de su argumento. Es la única aventura que incluye elementos sobrenaturales y magia, frente a la propensión de Howard de utilizar un mayor componente histórico, como hemos visto. La acción se traslada a Bretaña, en un momento indeterminado a partir de 1522 (la única referencia disponibles es el personaje de Françoise de Bretaña, que se cita como amante del duque de Orléans. Charles de Valois, hijo de Francisco I, lo fue de 1522 a 1546).

La historia sucede en Chartres. Comienza con Agnés envuelta en una reyerta callejera con tres enmascarados que la atacan, y John Stuart, un escocés exiliado, le ayuda. Junto a los cadáveres de los rufianes encuentran el del nigromante italiano Costranno, ajusticiado en la horca por envenenar al hijo del duque de Tours, que fue desenmascarado por Françoise de Bretagne. El mago resucita (por medio de una joya que, como bien indica Javier Martin Lalanda (3), recuerda al Corazón de Ahriman y Xaltotum en «La Hora del Dragón», novela del ciclo Conan) y busca venganza sobre Françoise, a la que salvan los dos espadachines, que continuarán juntos hacia nuevas aventuras.

Es muy posible que Dark Agnès naciera de la mente prolífica de Robert E. Howard con la intención de crear un personaje femenino fuerte y liberado de prejuicios. Hay quien dice que está inspirado en su novia, Novaline Pryce. Pero ¿no existían mujeres que pudieran servir de estímulo a su imaginación? Aparte de las ya referidas en el primer punto de esta extensa reseña (aquí), es factible que Howard, lector voraz de cuantos textos de aventuras e historia caían en sus manos, tuviese acceso a la obra de Théophile Gautier «Mademoiselle de Maupin», publicada en 1835, donde novelaba la vida de Julie d’Aubigny, «La Maupin» (1673-1707), famosa cantante de ópera y espadachina excepcional, cuya vida tumultuosa fue acogida bajo el prisma romántico del «todo por amor», tanto como chismes e historias dio origen en su época:

Julie d’Aubigny, hija única de Gaston d’Aubigny, secretario del conde de Armagnac, adjunto al rey Luis XIV de Francia, se educa en la corte, donde aprende a bailar, leer, dibujar y la práctica de esgrima, vestida como un niño desde temprana edad. En 1687, con 14 años, el conde comienza a violarla, y la casa con Sieur de Maupin (de ahí su apelativo), que envía a su marido al sur, pero a ella la mantiene a su lado, para sus propios fines.

La Maupin

Por esa época se lía con su maestro de esgrima, Sérannes, pero un conflicto con la policía, por un duelo ilegal, hace que ambos huyan a Marsella. Por el camino, se ganan la vida dando exhibiciones de esgrima y actuando en espectáculos improvisados, La Maupin vestida de hombre, pero sin ocultar su sexo. En Marsella se une a la compañía de ópera. Aburrida de Sérannes, se hace amante de una joven. Cuando sus padres la encierran en un convento, ella la sigue como postulante. Para huir juntas, roba el cuerpo de una monja muerta, que sitúa en la cama de su amante y prende fuego a la habitación. Tres meses después, la chica vuelve con sus padres. Ella es juzgada en ausencia, como un hombre, y sentenciada a la hoguera (muerte por fuego).

La Maupin, en París,vuelve a ganarse la vida cantando. Conoce a un viejo actor, que la enseña y con quien se lía, pero al que abandona por alcohólico. Insultada por un joven por su atuendo de hombre, le reta a un duelo de espadas, en el que le atraviesa el hombro. Después se interesa por él y descubre que es el hijo del duque de Luynes; se disculpa y se hacen amantes, hasta que él debe reintegrarse a su unidad. Ella continúa hasta Rouen, donde se une a otro cantante famoso y, juntos, pretenden unirse a la Ópera de París. Contacta con el conde de Armagnac para que interceda ante el rey, revoque su condena y le permita actuar en la Ópera; y lo consigue.

«Mademoiselle Maupin,
de la Ópera de París,
impresión de la época; anónimo.

En 1690 es contratada. Allí comienza su ascenso y éxito de público, debido a su hermosa voz, habilidad para actuar y su atuendo andrógino. Llegó a ser calificada como «la voz más bella del mundo». Pero no cesan sus amoríos con personas de ambos sexos o su tempestuosa relación otros sus compañeros. Se recuerda una vez que besó a otra cantante en un baile de sociedad y tres caballeros la retaron a un duelo. Les derrotó a los tres.

Retomó su relación con su amigo d’Albert de Luynes, y ambos mantienen más de un enfrentamiento con la ley, debido a duelos. Triunfa en diversas óperas del país y en la corte. En los últimos años de su vida mantiene una relación con la Marquesa de Florensac, cuya muerte la deja desconsolada.

Se retiró a un convento en Provenza, donde se cree que murió en 1707. Tenía 33 años; una vida intensa, sin duda. Como se ve, a veces, la realidad supera a la ficción.

SONYA «LA ROJA», DE ROGATINO

En «La Sombra del Buitre«, relato de ficción histórica que transcurre en 1529, durante el asedio otomano a Viena, capital del archiducado de Austria (y publicado en la revista The Magic Carpet, en enero de 1934), REH presenta a Sonya de Rogatino, apodada «la Roja» por el color de sus cabellos, como contrapunto femenino al caballero germano de la Orden de Malta (Orden militar de San Juan) Gottfried von Kalmbach, un aventurero vividor, desencantado y algo borrachín, que ahoga sus penas en cerveza (buena gente, sin duda). Sonya forma parte de la defensa de la ciudad frente al cerco que mantienen los turcos, donde mantiene fama de luchadora implacable y arriesgada, que odia a los otomanos por un asunto familiar (su hermana Roxelana es la Walad de Saladino -su odalisca favorita-, y ella no le perdona ese sometimiento).

Sonya la Roja, por Donato Giacolla

La historia, cuya primera parte la protagoniza von Kalmbach en solitario, en tierra santa, está repleta de acción y datos históricos reales, con un final sorprendente que muchos conocéis, pues la historia fue adaptada por Roy Thomas y Barry Smith -en un episodio que mantuvo el título del relato, pero reemplazando el nombre de Sonya por el «más hiborio» de Sonja– en el nº 23 de la serie de cómics Marvel Conan el bárbaro (febrero de 1973). El número tuvo tal éxito de público y crítica que el personaje se convirtió en el complemento perfecto del cimmerio y obtuvo serie propia (que se mantiene hoy día), con el sugerente pero ridículo bikini de mallas, inútil para la batalla, que diseñó Esteban Maroto.

Si a alguno está interesado ahondar en el personaje y la historia original, le sugiero revisar el artículo que publiqué al respecto en 2012 (SONIA LA ROJA. Ficción e Historia real en R.E.Howard).

Preciosa fotografía de un cosplay artístico (y brevísimo) de Red Sonja (Anat Oliy Khubodin).

HELEN TAVREL

Es la tercera y última espadachina de la gran selección que realiza Paco Arellano en la edición que citamos abajo. Sólo aparece en un relato de Howard, «La Isla de la Condenación de los Piratas» («The Isle of Pirate’s Doom»), publicado cuarenta años después de su muerte, en 1976, en una selección del editor Donald M. Grant, junto a otros de sus relatos de piratas.

Helen Tavrel, diseño de un juego de ordenador en buccaneersreef.com

La historia está contada desde el punto de vista de Steven Harmer, segundo a bordo y único superviviente de La Condesa Azul, navío de Virginia que ardió por completo, y ahora náufrago en una isla. Oculto entre la vegetación ve que se acerca un barco con mala pinta y desembarcan una chalupa con ocho hombres que se dirigen a la orilla. Tras una discusión, al llegar a tierra, un joven corre hacia los árboles y los otros le persiguen. Más tarde, entre la espesura, descubre el cadáver de un pirata y toma sus armas, pero el joven aparece a su espalda, con su larga levita y un tricornio. Pero no es un hombre, sino una hermosa joven que le apunta con su espada. No puede ser otra que Helen Tavrel, la única pirata que actúa por entonces en el Caribe, una mujer temeraria y cruel, que ha cambiado las faldas por los pantalones, cuyos labios no han podido besar ningún hombre.

Ella se muestra como la describen, dura e insensible ante la muerte del pirata, irónica e hiriente frente a los comentarios de Steve, pero explica que nada tiene que ver con los bucaneros, quienes la persiguen por haber marcado la cara del capitán, tras hacerle ir con ellos a la isla, con no claras intenciones. Juntos se esconden y van eliminando piratas, que buscan un templo, oculto en la isla, de una civilización antigua, anterior a los indígenas que masacraron los españoles (siempre la leyenda negra…), que contiene un fabuloso tesoro escondido. Conforme intiman, Helen (que sólo tiene 20 años pese a su trayectoria) deja caer la máscara tras la que se oculta y se muestra cercana; incluso sensible, y llora cuando Harmer la acusa con crueldad. Le explica que fue cuidada por Roger O’Farrel, un pirata de familia noble que la rescató y cuidó de niña, y quien la educó a su estilo, rodeada de crueldad, pero un hombre al que admira por su nobleza.

La historia es la aventura típica de piratas, con el añadido del templo misterioso, una civilización extinguida y la promesa de un antiguo tesoro, en un paisaje idílico junto a pantanos sombríos, serpientes venenosas y la amenaza siempre presente de los temibles bucaneros, que da origen al acercamiento de los protagonistas. Pero, aunque describe someramente bien a los personajes, no es una de las mejores de Howard. Incluso, y pese a que defiende la libertad de la mujer frente a los hombre, o la respuesta final de Helen a Steven, que no cae rendida ante su propuesta («soy demasiado joven para casarme y tengo que recorrer el mundo como siempre he deseado. No olvides que sigo siendo Helen Tavrel»), en varias ocasiones desliza, en boca de él, opiniones de claro tinte machista (que no necesariamente han de ser las suyas como autor, aunque sí es acorde a la época) .

Fueron muchas las mujeres piratas a lo largo de la historia que pudieron inspirar la figura de Helen Tavrel a Robert E. Howard; pero, sin duda, Anne Bonny, junto a Mary Read, fueron las más conocidas. No se conocen demasiados datos de su biografía, salvo lo recogido en la «Historia general de los piratas», del capitán Charles Johnson, contemporáneo, en 1724.

Tras una tumultuosa vida anterior, llena de aventuras y violencia, Anne Bonny navegó en el «Revenge» con el pirata Jack Rackman, «Calico Jack», de quien era pareja, y participaba en los combates de forma activa, muy efectiva en la lucha y respetada por sus compañeros, que la consideraban uno más de ellos. Cuando capturan un mercante holandés encuentran a Mary Read, que se había alistado como mercenaria, también disfrazada de hombre. Hay quien comentan que las dos mujeres iniciaron una relación de pareja (incluso el movimiento gay las reivindicó en los años ’70), pero no hay constancia de ello, sino que las dos tenían su hombre. Cuando el barco de Rackman es capturado (ellas fueron las últimas en rendirse y ofrecer resistencia, pues toda la tripulación estaba borracha), son juzgadas y condenadas por piratería, pero no ahorcadas, debido a su embarazo. Se dice que las últimas palabras de Anne Bonny a Rackman fueron: «Si hubieses luchado como un hombre, no serías ahorcado como un perro». Parece que ambas tenían 20 años por entonces.

Próximo: RIFKIND, de Lynn Abbey

NOTAS:

  • (1) «Ambición a la luz de la luna y otros textos autobiográficos».  Robert E. Howard. GasMask Editores, colección Desiderata nº 2. Málaga, junio 2017, pág. 338
  • (2) «Espadachinas». Robert E. Howard. La Biblioteca del Laberinto. Madrid, julio de 2006.
  • (3) En la introducción a «Espadachinas», de Robert E. Howard, edición antes citada.

BRAN MAK MORN. El último rey de los Pictos.

Llevo tiempo sin publicar en el blog, pero la ocasión lo merece: no puedo dejar sin reseñar la aparición, al fin, en España de un volumen dedicado en solitario a uno de los personajes más emblemáticos de Robert E. Howard: Bran Mak Morn, El último rey de los Pictos; puede que no tan conocido por el gran público como Conan, Kull o Solomon Kane, pero de característica similares en cuanto a la épica de sus aventuras heroicas, con el componente añadido de oscuridad crepuscular en el entorno y visos de tragedia en sus actuaciones; relatos que a las reconocidas dotes narrativas del autor y su excelente descripción de las batallas añaden influencias ciertas de terror gótico, la atmósfera opresiva y decadente en el paisaje y ambiente que elabora Arthur Machen, y otras, muy evidentes, de su amigo epistolar H.P.Lovecraft y sus Mitos de Cthulhu. Se hacía necesario disponer de nuevo en castellano de una obra como ésta, que congrega alguno de los mejores relatos escritos por el tejano y sus cuentos sobre un pueblo, el picto, que -en diferentes concepciones- está presente a lo largo de toda su (corta) vida como escritor. En este caso, además, iluminados con las excelentes ilustraciones de un autor, Gary Gianni, recurrente en este blog (1), que interpreta a la perfección la imagen de ese rey salvaje pero inteligente que combate al imperialismo opresor (romano) por la libertad de su pueblo, y no duda en utilizar para ello todos los recursos que tiene a su disposición… aunque se arrepienta después de sus decisiones.

Resulta curiosa la fascinación de REH por el pueblo picto desde su infancia.   Él mismo comenta -en carta a H.P.Lovecraft en 1932-, que era fruto de su aversión «por instinto» hacia el imperialismo roma-no (2), que le llevó a idealizar a ese enemigo pequeño –«pictos y escoceses»– que frenaba a las poderosas legiones más allá del Muro de Adriano. Ver por primera vez el nombre pictos en mapas fuera de los vastos límites del imperio romano le sugería «guerras terro-ríficas, ataques salvajes y feroz resistencia; valor heroísmo y ferocidad», elementos reconocibles en todos sus personajes de acción.  Eso sí, sus pictos son en gran parte –y lo confiesa sin tapujos– mezcla de su simpatía por aquel pueblo bárbaro y salvaje que admiró de niño y «una pizca de fantasía» que le lleva a idealizar el linaje de su rey más allá de la realidad de una raza:

«Los convertí en una raza fuerte de guerreros bárbaros; les otorgué una historia honorable de glorias pasadas; y creé para ellos un gran rey, Bran Mak Morn

«…un hombre de mediana estatura, similar a una pantera, con ojos negros inescrutables, cabello negro y piel morena.»

El nombre del personaje lo construye en base a una fonética gaélica de las crónicas históricas que admiraba, con variantes, como esa «k« (inexistente en el alfabeto gaélico) en lugar de «c«, para darle distancia histórica y «raíces no arias que se pierden en los sombríos laberintos de la antiguedad», a fin de enlazarlo con «aquella raza mediterránea que fue la primera en habitar Inglaterra».  Así, le llama Bran por Brennus, personaje histórico galo al que admiraba por haber incendiado Roma, y Mak Morn por Goll mac Morna (Goal mac Morn), conocido héroe irlandés perteneciente al Fianna (3).

Fue tal la fijación de Robert E. Howard con el pueblo picto que lo utilizó en casi todos sus ciclos de Fantasía Heroica (salvo Solomon Kane, ambientado en una época más moderna y civilizada), aunque de forma diferente en su concepción y alianzas, depen-diendo del momento histórico en que se encontrara.   Así, antes de Bran Mak Morn, en el ciclo atlante de Kull (unos 300.000 años a.C.), resulta una raza noble, aliada del rey (un salvaje como ellos); y un picto, Brule, el asesino de la lanza, se convierte en su amigo y compañero inseparable, y su shaman en consejero habitual. Más cerca, en el conocido ciclo de Conan (unos 12.000 años a.C.) los utiliza en tres relatos importantes, Más allá del río Negro, El extranjero negro y Lobos más allá de la frontera, como un pueblo enemigo de los cimmerios, feroz, salvaje y traicionero, que no desdeña los sacrificios humanos; aquí su estética recuerda a veces a la de los primitivos indios americanos de los westerns, malos-malos y enemigos de los colonos.

El ciclo picto de Bran Mak Morn que recoge el presente volumen (junto a relatos posteriores), se sitúa al norte de la Inglaterra actual sobre el año 300 d.C., mientras los diversos pueblos que allí habitan resisten la invasión colonial romana. Son seis relatos, poemas o fragmentos los que contiene:

La Raza Perdida donde introduce a la gente pequeña, la primera raza, que sobrevive desde la Edad de Piedra oculta en cuevas, degradada físicamente y perdida su grandeza inicial. Está narrado por Cororuc, un explo-rador britano capturado y llevado al sacrificio, del que será liberado por Berula, jefe de los pictos de Alba (Escocia), a quien ha ayudado antes.  (Hay quien prefiere situar este relato más tarde, tras la desaparición de Bran, como exponente de la progresiva decadencia de la raza picta.  Pero fue el primero que escribió Howard sobre los pictos, y Javier Jiménez Barco, alma de esta compilación, decide seguir los pasos de Javier Martín Lalanda y situarlo como inicial).

Bran Mak Morn (una sinopsis de una historia no escrita) sirve para introducir al personaje y establecer su ubicación geográfica y temporal.

Hombres de las Sombras es el primer relato donde Bran se convierte en protagonista. La narración es de un norteño, ciudadano y soldado de Roma en el Muro de Adriano, que ve cómo su compañía de 500 hombres va cayendo uno tras otros ante sucesivos ataques pictos, verdaderos lobos sal-vajes entre los brezos, y sólo él sobrevive. Perdonado por su rey, Bran Mak Morn,  por su valor en combate, asiste a un enfrentamiento dialéctico entre el rey y su shamán Gonar (concepción nueva y antigua de la raza picta), y conoce la historia de la Tribu Perdida, la primera raza, su grandeza y decadencia, su degradación y retroceso tras mezclarse con los salvajes que los invadieron; excepto el linaje real, que se man-tiene puro y Bran representa, exponente del nuevo futuro que desea para su pueblo. Pero en las visiones y profecías que emergen del fuego del campamento en la noche queda implícita una promesa: que la caída de Bran supondrá también la de su pueblo.  Para siempre.

Una Canción de la Raza, un poema que ahonda en el tema, y en el que el rey picto en su trono escucha cómo la primera raza en habitar la tierra, la de los pictos, será también la del último hombre cuando se extinga.

Reyes de la Noche. Uno de los mejores relatos de Howard; de narrativa excelente, ágil, y una vívida descripción de los combates, uno de los puntos fuertes del autor.  Pertenece también al ciclo atlante, puesto que Kull es convocado a través de las eras por Gonar para comandar la fuerza norteña aliada de Bran, que sólo seguirá a un rey no picto, gaélico ni britano.  Pero ahí acaban las referencias fantásticas de la historia, convertida en un relato pseudo-histórico de la batalla, estrategia, combate sangriento y épica.  Bran Mak Morn no ha logrado aún unificar las tribus pictas bajo su mando (lo conseguirá si vence en la batalla), pero sí una alianza entre los distintos pueblos que habitan la isla contra el invasor romano, junto al gaélico Cormac na Connatch… y ahora Kull.  Y demuestra que sabe actuar como rey de su pueblo, aunque para ello precise sacrificar aliados.

Gusanos de la Tierra.  Considerado por muchos el mejor relato del ciclo y referente de terror del autor, no en vano su título ha encabezado numerosas antologías de uno y otro tipo.  En él, la sombra de Machen y la influencia de Lovecraft es tan clara, los guiños a los Mitos tan evidentes, que incluso utiliza los nombres de R’lyeh y Dagon, mientra nos sumerje en pantanos infectos, marjales grisáceos, cabañas sombrías de brujas arteras y sonrientes, o angostos pasillos irrespirables horadados bajo tierra para conseguir una atmósfera tenebrosa, asfixiante. Es la historia sombría de una sucia venganza; la lucha oscura de Bran contra el imperio por cualquier medio («¡No hay armas que deje de utilizar contra Roma!»). Y para ello no duda en yacer con una bruja lupina que le facilita alcanzar la Piedra Negra, objeto que permite el acceso y favor de unas criaturas deformes y ponzoñozas, los Gusanos de la Tierra, artífices de su vengan-za.  Aunque con ello condene su alma y a su pueblo…

Bran Mak Morn (una obra de teatro) es un corto fragmento en el que Bran se lamenta de sus esfuerzos baldíos por evitar el retroceso de su raza a la barbarie.  También se recoge un Fragmento sin título en el que aparece Partha Mac Othna, alias que utiliza el rey mientras recorre las tierras de incógnito, y una mujer guerrera, pelirroja y altiva, que le desafía en combate, y que bien puede ser el embrión de esa Sonya la Roja que tan bien supo definir más tarde.

El volumen no recoge ningún relato del ciclo de Cormac Mac Art, pirata gaélico aliado de una banda de vikingos daneses, que transcurren unos 200 años después de Bran Mak Morn, durante el reinado mítico de Arturo Pendragon.  Y eso que Mac Art se ha enfrentado (y aliado) a los pictos de Caledonia en más de una ocasión.  En sus historias aparecen descritos desde un punto de vista enemigo y casi como una involución del pueblo de Bran: bajos, robustos, de caminar encorvado, silenciosos como sombras, «adoran a dioses extraños y aborrecibles». Son cuatro relatos de piratas y vikingos que no poseen -salvo el último- componentes fantásticos, en los que prima la aventura y una novelización histórica con ciertas licencias.  Quien se interese por ellos tendrá muy pronto la oportunidad de disfrutarlos (4).

El Hombre Oscuro pertenece al ciclo de Turlogh Dubh O’Brien, el Negro, un guerrero irlandés en los albores del S.XI, del que Howard escribió tres magníficos relatos y un fragmento.   El que nos ocupa transcurre unos años después de la batalla de Clontarf (1014) que el autor recogió en un excelente relato repleto de belleza y poesía épica como El Dios Gris pasa. Éste no le anda a la zaga: narra su encuentro con pictos descendientes de Bran, y una extraña estatua de piedra negra del antiguo rey, cuando acude al rescate de una mujer de su clan secuestrada por unos saqueadores daneses. Un relato excelente, muy bien construido, bajo las mejores pautas heroicas que marcan la obra del autor.

Dos relatos del ciclo de «Memoria Racial», con protagonistas ya contemporáneos, Los Hijos de la Noche y El Pueblo de la Oscuridad forman parte de esta compilación.  No son de los mejores de la serie, en la que sobresale El Valle del Gusano.  En el primero, John O’Donnell, en una conversación sobre Machen, Lovecraft, von Juntz y el Necronomicon, regresa en espíritu hasta un picto que se enfrenta a los Hijos de la Noche, una raza de origen ofidio que recuerda a los Gusanos de la tierra.  En el segundo, otro irlandés, John o’Brian, recuerda su experiencia pasada como Conan, un gaélico, antes de dar muerte al último Hijo de la Noche, acto con el que salda la deuda de su ancestro.  También con protagonista moderno es La Gente Pequeña, un cuento de inspiración en Machen que incluye seres deformes y horripilantes semejantes a los anteriores, y un extraño druida que los detiene.

Cabe destacar la inclusión en el volumen -por primera vez en castellano- de El Giro de la Rueda (the wheel turns),  la novela inconclusa que Howard comenta haber escrito en carta a su amigo Tevis Clyde Smith en 1923 y que se creía perdida; Patrice Luinet, editora de The Wandering Star y entendida como pocos en la obra de Howard la rescató en 2004 de entre los numerosos papeles del autor que conser-vaba Glenn Lord, su albacea literario (5). Falta precisamente la parte dedicada a Bran Mak Morn; aunque aparece otro picto, junto a diversos personajes guerreros de diversas épocas cuyas narraciones se alternan a través del tiempo, enlazadas en una rueda que gira sin detenerse.  Esta circunstancia, junto a los poemas que incluye -en castellano también por primera vez-, el ensayo literario que el autor escribió sobre sus pictos, y la extensa correspondencia que mantuvo sobre ellos con H.P.Lovecraft, Howard Price o Clyde Smith, hacen de El Último Rey de los Pictos un volumen único para el aficionado a la obra de Howard.  La traducción es buena, descargada en su gran parte -no toda- de los grandes defectos que a menudo acompañan a las traducciones demasiado literales de sus escritos.  Si, además, los textos se presentan iluminados con las magníficas ilustraciones (9 láminas a color en el interior, además de portadas y solapas, y numerosas en blanco y negro) que Gary Gianni  realizó para el personaje (como para casi todos los del autor), este Libro de Barsoom que compila la obra de Howard dedicada a los pictos resulta imprescindible.

Porque Bran Mak Morn no es un personaje desconocido en castellano, ni siquiera en un volumen único.  Muchos recordamos aquel Gusanos de la Tierra, número 14 de la ya mítica colección Fantasy de Martínez Roca que tan buenas obras nos dio.  Pero de aquello se cumplen ahora 30 años (Berserkr recogió la noticia en su día), demasiados para un personaje tan especial.  Después, sólo relatos sueltos en diversas recopilaciones de terror, del propio Howard o de varios autores; curiosamente, casi todas recogidas bajo un título protagonizado por el rey de los pictos (como Los Gusanos de La Tierra y otros relatos de horror sobrenatural, nº 38 de Valdemar Gótica).  De ahí la importancia de este volumen de Los Libros de Barsoom.

No hace mucho meditaba sobre la necesidad en España de una edición completa de la obra de Howard en el formato que se merece.  Es de destacar la labor de recopilación que vienen realizando tanto Los Libros de Barsoom en distintas colecciones, como La Biblioteca del Laberinto en formatos diferentes.  Yo quiero más, sueño con más: una edición uniforme en gran formato, de calidad, incluso de lujo, similar a la que Timun-Mas realizara en tres volúmenes para Conan en 2006, recogiendo la previa en inglés de Wandering Star o Del Rey.  Incluso rememoraba la francesa de Bragelonne (gran formato y numerosas ilustraciones, tanto de ediciones previas como realizadas expresamente), dirigida y traducida por una entendida como Patrice Luinet (6).   El Último Rey de los Pictos es lo que más se le acerca, por el momento, como volumen dedicado al ciclo de Bran Mak Morn. Si alguna editorial profesional en España tuviera dos dedos de frente y un poco de iniciativa fantástica, ya sabe dónde debería mirar.


1 – Para ver otras entradas en el blog relacionadas con Gary Gianni pulsar aquí.

2 – Siempre me he preguntado si, de haber vivido y seguir escribiendo, Robert E. Howard hubiese tomado también partido frente al imperialismo yanky -en Vietnam, por ejemplo-; quién sabe…  De lo que sí estoy seguro es que sería fan irredento de «Asterix el galo«.

3 – Bandas de guerreros semi independientes en el Ciclo Feniano de la mitología irlandesa

4 – En abril volveremos a disfrutar en España de las historias de Cormac Mac Art, en el volumen que prepara Kelonia Editorial, ya en preventa en este enlace

5 – Fallecido en 2011.  En 1987 Glenn Lord colaboró personalmente en Berserkr, fanzine de y sobre Fantasía Heroica con un artículo sobre sus recuerdos de Howard.  Seguir este enlace para ver su reproducción y diversos artículos sobre su persona aparecidos en el blog.

6 – Ediciones de Rober E. Howard por Bragelonne (A algo parecido a esto me refiero.  ¿No os da envidia?  Posiblemente recupere más adelante la idea de escribir una entrada al respecto):

BERSERKR, en REH: Two Gun Racounter

No, no se trata de nosotros, ni del fanzine, sino del término original del nórdico antiguo que dio origen a los Berserkir, fieros guerreros escandinavos enfundados en pieles de oso que alcanzaban en la batalla tal frenesí que los convertía en casi invencibles.  Hace un mes, R.E.H: Two Gun Racounter, el blog de una de las más prestigiosas revistas dedicadas a R.E.Howard, elegía Berserkr como palabra de la semana, publicando también el poema Eric of Norway, donde el autor tejano la utiliza:

berserk (pinterest)

Como podéis observar si seguís el enlace, en el título del artículo, su autora, Bárbara Barret, utiliza la palabra sin la «R» final que aparece en el nombre del fanzine, y ésto nos lleva a la polémica (que ya surgió en los ’80) sobre por qué lo escribíamos así.

Si os fijáis bien, Barret también escribe Berserkr (con «r» al final) cuando se refiere a la etimología del término en nórdico antiguo, porque es así como se escribía; de igual forma que su plural es berserkir y no berserkers como muchos utilizan ahora.

Por eso he creído oportuno recuperar (también en facsímil), el artículo aclaratorio «Regis Boyer: Sobre los Berserkir» que el gran Javier Martín Lalanda adaptó y tradujo de su obra «La Religion des Anciens Scandinaves» (Ed.Payot, París, 1981), y fue publicado en las páginas centrales del numero 3-4 de BERSERKR, Fanzine de y sobre Fantasía Heroica (enero de 1986), junto al dibujo de un prometedor Jesús Yugo en sus albores.

 (Disponéis del artículo original, en su edición facsímil, picando sobre la imagen siguiente, o en su traslación actual, en la pestaña BERSERKR / Contenido(Artículos), o siguiendo este enlace).

Berserkr 3-4. p.41. Sobre los Berserkir

Berserkr por Jesús Yugo

Los próximos CONAN: XUTHAL DEL CREPÚSCULO

Portada de Eric Powell

Portada de Eric Powell

Volumen 19 [1] de la adaptación del cimerio al cómic por Dark Horse, y tercer arco argumental de la serie Conan el Vengador: Xuthal del Crepúsculo  (o el Anochecer, o la Oscuridad…, se ha traducido de diversas formas, pero la primera me resulta más evocadora), a cargo del guionista Fred Van Lente.  El volumen contiene dos historias en sí mismo: la que le da nombre, basada en el relato original de Robert E. Howard, y su continuación inmediata, Oasis de Sangre, que prepara y precede al siguiente volumen, verdadero peso pesado de la serie, Nacerá una Bruja, también original del autor tejano, con el que Van Lente finalizará su ciclo como guionista [2].

Ambas historias son diferentes entre sí, tanto por su contenido y origen, como por su realización gráfica: la primera, adaptación fiel del relato original de Howard y dibujada por Guiu Vilanova; la segunda, producto puro de cómic, nacido en la mente de su guionista como enlace y transición entre dos diferentes historias de su creador, dibujada por el ya conocido  (y por algunos odiado) Brian Ching. Las tratamos por separado:

XUTHAL DE LA OSCURIDAD:

CEV 13-14-15 Eric Powell

Portadas de Eric Powell (picar sobre las imágenes para ampliar)

Se trata de una de las historias más sombrías, tenebrosas y claustrofóbicas de Conan. Transcurre entre habitaciones cerradas, oscuros pasillos y mazmorras de una extraña ciudad solitaria y perdida en mitad del desierto de Kush, con extraños habitantes encerrados en sí mismos, sumergidos en el sueño autoinducido del loto negro destilado. En ella, Howard recrea un ambiente opresivo y de misterio, preludio quizás de esa obra maestra posterior que es Clavos Rojos.  Se trata también de una de sus historias con más tonos lovecraftianos, encarnados en el dios-demonio Thog al que adoran, temen yXuthal0 se someten sus ciudadanos: La Sombra Deslizante que cambió el nombre al relato publicado en Weird Tales y posteriores ediciones. Por último (así me lo pareció cuando la leí e imaginé de joven, sensación que mantengo), una de las obras más excitantes del autor, con una Thalis lasciva y malvada, y un demonio que destila lujuria por sus tentáculos sinuosos…

Van Lente adapta el relato en tres cuadernos, de forma fiel al original, pulcro hasta el extremo, sin quitar, añadir ni cambiar nada, con palabras casi iguales a las de Howard, sin pretender reescribirloXuthal00, igual que hacía Roy Thomas; una adaptación que respeta la idea inicial con que se concibió esta serie de cómics y valora al maestro en lo que es, guardando la imaginación creativa propia para historias intermedias que complementen la del cimerio entre episodios originales. Y eso, amigos -lo he comentado en alguna ocasión-, es un acierto que le honra y otorga valor (después hablaremos de fallos).

Xuthal1Cronológicamente, se mantiene el esquema propuesto por Dale Rippke (el anterior de Miller y Clark, seguido por Sprague de Camp y también Thomas, sitúa el relato 10 años más tarde), desde que el estudioso Joe Marek indicara que en El Diablo de Hierro se cita a «los comedores de loto de Xuthal», que Conan conocía de antes: en este episodio.

Su aspecto gráfico queda a cargo de Guiu Xuthal2Vilanova.  Y el de Barcelona sin llegar a alcanzar el canon Frazetta que define al personaje desde hace años y gusta a sus seguidores, procura un estilo más realista que el excesivamente caricaturesco de Brian Ching en la época Van Lente.  Su Conan se ve algo más cercano, joven y musculoso a un tiempo; Natala más atractiva y natural; Thalis relajada y algo viciosa, incluso despiadada y casi sensual, sin llegar a lasciva (¡ah, cómo hecho en falta a Buscema, Alcalá… o Giorello!).

Xuthal3

Con el difuminado de neblinas, un juego de sombras llevado hasta el contraste total en muchas de sus páginas, y ciertos reflejos de influencia de MignolaVilanova consigue recrear esa atmósfera opresiva y misteriosa del interior de la ciudad, y su monstruo cumple con el horror indefinido del sapo-sombra que describe Howard.

Xuthal4

No obtiene sin embargo el ritmo narrativo que posee Ching en ocasiones, en viñetas de acción; y algunas de sus interpretaciones llegan a chirríar por ucrónicas (esas grúas de construcción de la ciudad, en exceso actuales, o la inyección en vena del loto negro destilado ¿había nacido ya Miguel Servet…?).  Gráficamente, cumple sin sorprender, más que algunos de sus predecesores en esta versión del cimerio de Dark Horse.

OASIS SANGRIENTO:

Portadas de Jason Felix

Portadas de Jason Felix

Continuación inmediata del relato anterior, Van Lente construye este episodio como interludio y unión con el siguiente según Dale Rippke: Nacerá una Bruja, alguno de cuyos personajes presenta y comienza a definir en los cuatro cuadernos que lo componen.  Sin embargo, no sigue las consideraciones del ahora considerado biógrafo principal del cimmerio, quien en su ensayo La Tormenta Oscura indicó algunos de los posibles pasos seguidos por Conan y Natala tras su estancia en Xuthal: viaje hacia el Detalle periplo Dale Rippenoroeste bordeando el desierto, junto a una caravana en la que se enrola como guardia, con la que atravie-san la zona occidental de Darfar (donde conoce el culto caníbal que reencontrará más tarde en Los Antropófagos de Zamboula) y el lago Zuad (origen del pueblo Tlazitlan rebelde que se refugia en Xuchotl, según se narra en Clavos Rojos). El viaje finalizaría en Luxor, la ciudad más cosmopolita de Estigia, donde la pareja se separa y Conan parte hacia las Oasis1ciudades-estado de Shem, y de allí a Khauran. Todo un periplo de aventuras posibles por desarrollar, que Roy Thomas nunca habría dejado de utilizar, pero que Van Lentequiero imaginar que por exigencias de tiempo y el contrato firmado con Dark Horse– parece eludir y deja pasar de forma rápida, directa y nada consistente (confieso que, por lo demostrado en otros aspectos y personajes secundarios, esperaba mayor documentación y preparación del trabajo, sobre todo en lo geográfico…).

OasisEn su historia, Conan y Natala atra-viesan el desierto, en busca de ese oasis que Thalis indicó se hallaba a un día de marcha desde la ciudad. Por el camino, tras una tormenta de arena, encuentran a Valerius y un destacamento de tropas de Khauran (¿en serio…? ¿allí…? Mirad, por favor, el mapa donde recreo la propuesta de Rippke), que custodian un carruaje con cierta dama importante.  También se les une un extraño viajero solitario, Kerim Sha, que dice ser iranistaní, pero en quien reconocemos al príncipe turanio sicario de Yezdigerd, extraído de El Pueblo del Circulo Negro (primera colaboración de Van Lente para el personaje, ver reseña aquí). Juntos Oasis4alcanzan el oasis (más bien un gran lago en el desierto) y una ciudadela de torre alta, cuya llama elevada ilumina como un faro a los viajeros.  En la cercanía, los restos de una caravana quizás masacrada por los bandidos zuagirs de un tal Olgerd Vladislav.

Oasis2

Oasis3La historia se hace más compleja con la presencia de la reina Taramis, una secta de monjes guerreros seguidores de Asura, cuya misión es mantener la luz del faro para combatir al demonio-sombra Nazu, su némesis; una banda de 100 mujeres asaltantes de caravanas, antiguas esclavas liberadas por Janissa, la Hacedora de Viudas [3], extraordinaria mujer-guerrera con estilo de lucha acrobática, antigua compañera de Conan y una muy digna oponente (no falta un nuevo combate entre ambos); y su anterior jefa, la Huesuda Dama de los Huesos, heraldo de dioses primigenios que, apagada la luz del faro, convoca a Nazu, el gran ancestral.  De nuevo pinceladas lovecraftianas en una historia que podría quedar mejor construida si no se saltara imposibles barreras de espacio para ganar tiempo, en esa reunión forzada de Taramis con los turanios en un desierto de Kush confundido con Shem.  Al final, Van Lente suspende en geografía Hiboria.

Oasis5

Gráficamente, supone el regreso de Brian Ching, alabado en ciertos medios, y odiado Oasis2bpor viejos aficionados, que prefieren el canon clásico a su dibujo esquematizado y caricaturesco…, pero tremendamente expresivo, añadiría yo.  Y es que, una vez superada la reacción inicial contra su falta de realismo anatómico que muchos preferimos para Conan, hay que reconocerle el ritmo narrativo que imprime a sus páginas, con predominio (quizá en exceso) de la viñeta horizontal, esos cambios de enfoque y movimientos de cámara, en ocasio-nes cinematográficos, o el dinamismo de sus personajes en escenas de acción, la flexibilidad de unos cuerpos de trazo simple (y no tan simple), y la Oasis6bintensa expresi-vidad de unos rostros de gesto exagerado hasta el extremo; cualidades que, en conjunto, resultan muy efectistas.  Sí. Mirando más allá de los propios deseos se disfruta mejor de un cómic.

Natala deja a Conan para integrarse en las filas de liberación feministas de Janissa, y el cimerio se aleja hacia el horizonte de un Khauran lejano, donde le espera una cruz, y una de esas grandes historias que construyó R.E.HowardNacerá una Bruja. Confiemos en que su adaptación resulte digna…

CEV 20-25

Conan-0-Volumen[1] – 20 volúmenes, si contamos el tomo 0, Conan: Nacido en el campo de batalla, donde se narra su nacimiento, niñez y adolescencia en Cimmeria, hasta la toma de Venarium.

Una narración excelente con guión de Kurt Busiek y dibujos de Greg Ruth, que puedes recordar en este enlace a la reseña  que realizamos en su día.

CEV 21 Michael Atiyeh[2] – Adaptación en seis cuadernos de la historia homónima de Howard, de los que hasta el momento se han publicado cuatro, con guión de Van Lente y dibujos de Brian Ching. Cinco de sus portadas a cargo de Michael Atiyeh, y una de Simon Bisley (Slaine).  

CONAN2016 Mark Schultz Variante 1Dark Horse ya ha anunciado el siguiente arco argumental: Conan the Slayer (el Asesino), con guiones de Cullem Bunn y dibujos del español Sergio Dávila (conocido por su trabajo en Red Sonja, con un estilo que gustará a más de un nostágico).  Portadas de Lee Bermejo, más una especial de Mark Schultz para el primer cuaderno, que aparecerá en julio.

Portada triple de Sergio Dávila

Portada triple de Sergio Dávila para Dynamite (Red Sonja, Vampirella y Dejah Thoris)

JANISSA Cary Nord[3]Janissa the Widowmaker (la Enviudadora, o Hacedora de Viudas), excelente personaje creado por Kurt Busiek y Cary Nord en Conan#12 (introducida en el prólogo a El Dios del Cuenco), como contrapartida a la Red Sonja de Roy Thomas en Marvel. En español, sus aventuras juntos pueden encontrarse en el volumen 2 de la colección, Conan: El Dios del Cuenco y otros relatos.

Los próximos Conan. CONAN EL VENGADOR: Sombras sobre Kush

Portada del nº 6, por Daryll Mandrick

Portada del nº 6,                      por Daryll Mandryck

Este mes de septiembre concluye en los USA el primer arco argumental de la nueva serie de cómics de Dark Horse que adapta las aventuras del cimmerio creado por Robert E. Howard, titulada Conan el Vengador, y su primer ciclo Sombras sobre Kush.

La historia corre a cargo del guionista  Fred Van Lente, a quien ya conocimos por su adaptación de El Pueblo del Círculo Negro (con dibujos de Ariel Olivetti), que dejó sentimientos contra-puestos (ver comentario aquí). Van Lente  ha sido guionista de cómics para Valiant (Archer & Armstrong) y Marvel (Hulk, Marvel Zombies, Vengadores, o Capitán América: Homecoming, con la Viuda Negra, tras la estela de la 2ª película), pero no es un estudioso de la obra de Howard como Timothy Truman (Conan Rey). Su primera aproximación a Conan, citada arriba, podemos calificarla como correcta (bastante más que el trabajo de Fred Van LenteOlivetti, perdido en la espectacularidad), y fiel a la obra original, sin pretender reescribir a su autor, como hizo Robin Wood en el ciclo de Bêlit (y así resultó).  Peor que él (pese a que tuvo sus momentos) no puede a hacerlo (el tiempo lo dirá… cuando comience a ser creativo).  Sin embargo, abajo comento que en este primer arco presenta un cierto dominio de la situación y un buen desarrollo de la sinopsis que dejó Howard, por lo que prefiero ser optimista y desear que funcione también el resto de su propuesta.

Van Lente retoma el personaje justo donde finaliza la serie anterior, tras el despiadado fin de su relación con Bêlit, La Reina de la Costa Negra.  Como sabemos que Dark Horse sigue (más o menos) como base para construir la nueva historia del cimmerio en cómics la cronología creada por Dale Rippke, basada exclusivamente en textos escritos por el autor tejano, Conan tiene ahora 25 años, y toca adaptar un fragmento inacabado y sin título (sólo cuatro capítulos), pero con una sinopsis muy detallada de la historia y personajes principales.  De Camp y Carter lo reescribieron como «Un Hocico en la Oscuridad«; Van Lente lo ha llamado «Sombras sobre Kush«.

CEV 5 Dan Scott

Portada del nº 5,                    por Dan Scott

El guionista no se limita a continuar la historia a partir de los cuatro capítulos escritos por Howard como hizo De Camp en su día, sino que utiliza los dos primeros cuadernos de la serie para situar la historia, el entorno en el que suceden los hechos, y presentar los personajes.  Así, nos encontramos en Kush, el más cercano a la costa de los reinos negros bajo Estigia.  En su capital, Shumballa, suceden una serie de actos de brujería que afectan a Amboola, comandante de los lanceros negros, quien culpa de ellos a Tanada, sensual y cruel hermana del rey, motivo por el que es encarcelado; mientras el cazador de brujas Agara busca al culpable.  La ciudad dispone de un sistema social definido por castas, gobernado por los Chagas -aristócratas de tez oscura, descendientes de los antiguos estigios que fundaron el reino-; son sólo unos cientos, que viven en la riqueza de la ciudad interior, cuya entrada está prohibida a los Gallahs, el pueblo negro original de aquella tierra, belicoso y guerrero pero pobre, entre los que crece la agitación.  Esta es la situación planteada por REH en su sinopsis; Van Lente añade, además, una acertada tercera posición intermedia, representada por los soldados, la guardia interior, de origen gallah o mestizo, hijos bastardos de la diversión aristócrata a la sirven, pero que conviven en el exterior, fuera de su círculo, donde no son aceptados, mientras conviven con el recelo de sus vecinos, y mantienen sentimientos encontrados entre el deber de su cargo y la injusticia que recibe el pueblo.

CEV2 Necrópolis

Hasta allí llega Conan, abatido, huyendo del mar y dolorosos recuerdos; un joven hundido, que ha recuperado sus ropas y capa roja de mercenario, y se debate entre la bebida y el fantasma de Bêlit, que aparece a su lado, dispuesta a ayudarle en cada momento (un cierto exceso que, a mi entender, llega a desvirtuar la excepcionalidad del hecho sobrenatural contado por Howard; pero original, al menos). Y mientras describe esta situación que muestra al cimmerio en degradación personal antes de levantarse, Van Lente y Brian Chen nos presentan a otros personajes secundarios que intervendrán en la historia, mediante un inteligente juego secuencial de viñetas que recuerdan las transiciones de un director de cine, que cambia el foco de la cámara con la movilidad de los actores; y nos conducen desde un Conan borracho a la caravana esclavista; del fantasma de Bêlit al mercader argoseano Calímaco (¿un guiño al Dr. Extraño?, ya veréis por qué), y de éste a Muru de Kordafan, tratante de loto seco (y algo más); y de fondo, mientras conversan ellos, de nuevo a Conan y la detención de Amboola, todo en la misma escena.  Me ha gustado este recurso, inteligente visión ecléctica del cómic.

CEV1 Cámara

Tras un primer enfrentamiento con Agara muy al estilo cruce entre superhéroes Marvel-, Conan (a cambio de un precio, como buen mercenario que es) colaborará con el cazador de brujas en la búsqueda de la fuente de hechicería, que los conduce a la CEV3 Tanada y Amranecrópolis de la ciudad, reflejo del sistema de casta imperante, y a un enfrentamiento con muertos redi-vivos, zombies en la era hiboria, Van Lente y Chen dedican el tercer cuaderno de la trama a la adaptación de los cuatro capítulos de la historia escritos por Howard, donde presentan al ambicioso Tuthmes, y Tanada, a quien salva de una revuelta, y ésta, tras reconocerlo como Amra (algo que el «aclamado» Brian Wood olvida en sus 4 tomos) lo nombra capitán de la guardia real.

Durante los tres cuadernos restantes del arco, ya con dibujos de eDuardo fRancisco (artista brasileño de espectacular trazo claro, aunque rostros algo aniñados, como en el manga), Van Lente desarrolla de forma bastante fiel la sinopsis dejada por REH, ampliada con aportaciones propias como la revuelta Gallah con asalto a la ciudadela interior, la resolución de la investigación que lleva a cabo Agara, la cruel mutilación de Diana por Tanada, o el que la esclava proporcione al cimmerio la pista de un tesoro en Estigia, posible base de un argumento a desarrollar en el arco siguiente.

CEV4 Asalto

CEV5 FlashbackLo visto hasta el momento me deja la impresión de que el guionista ha sabido cogerle el pulso al personaje.  Pero como no quiero pecar de optimista y desilusionarme, esperaré a ver cómo se comporta en argumentos siguientes, cuando no disponga de una pauta marcada por el autor tejano como hasta ahora.  Sin embargo, me ha gustado su enfoque, en especial la aportación de los sentimientos encontrados en la guardia real, o la arenga que Conan les dirige como su capitán ante el asalto de la ciudadela (aunque queda extraño en un rostro tan aniñado como el que dibuja fRancisco). También quiero resaltar cierto flash-back de un Conan niño, que recuerda el consejo -filosofía de vida- que recibe de su padre.

Esperemos a ver qué depara el futuro.  De momento, el Van Lente de Sombras sobre Kush me ha dejado buena impresión.  Ya me diréis qué os parece a vosotros.

CEV6 Hocico