El HOBBIT. Complementos: Dardo, Orcrist, Glamdring.

Dentro del numeroso y variado merchandising que suele poner en circulación una película de éxito como El Hobbit: un viaje inesperado (espadas, figuras, peluches, chapas, llaveros, tazas…) acabo de descubrir uno que ha llamado mi atención especialmente, por su belleza y calidad de su fabricante, The Noble Collection, especialista en esta clase de artículos; se trata de un set de abrecartas que reproduce tres de las espadas de los protagonistas: Dardo, la daga élfica de Bilbo (que después usa también Frodo), Orcrist, HiendeTrasgos, que usa Gandalf, y Glamdring, Martillo de Enemigos, de Thorin Escudo de Roble.  Las tres se vendían por separado, y ahora en conjunto, en una caja de madera, a menor precio.

Y, bueno, las figuras en bronce tampoco están mal…, aunque algo más caras.

En España, es posible encontrarlas, en Cuernavilla por ejemplo, donde tienen productos para frikis de todo tipo (lo digo por experiencia).

EL HOBBIT: Un Viaje Inesperado. Comentarios a un estreno altamente deseado.

Finalmente, llegó:  el estreno más esperado del año.

El Hobbit: Un viaje Inesperado.

Y no defrauda.  Ni un sólo instante de sus largos 169 minutos de duración; extrañamente cortos mientras los disfrutas, extrañamente largos para quien sólo espera esa historia que el gran J.R.R.Tolkien ideara en su día como cuento nocturno para sus hijos pequeños, sin conocer por entonces las largas ramificaciones que iba a generar, la grandiosidad posterior de una ocurrencia tan maravillosa.

Y es que la adaptación cinematográfica de El Hobbit, una obra «menor» comparada con El Señor de los Anillos, no podía ser inferior a ésta tras caer en las manos de Peter Jackson, su director también, ¡nueve años atrás!, cuando demostró a toda la industria cinematográfica que era algo más que un friki, alguien a tener realmente en cuenta a la hora de contar historias largas, mover grandes masas de actores y personajes.  La obra de Tolkien había estado maldita hasta entonces para el cine (más allá de aquel intento semi-animado pero fallido -aunque genial- de Ralph Bakshi, en 1978, o sus ad-lateres animados, más infantiles, El Hobbit (1977) y el Retorno del Rey (1980), que completaba la obra de Bakshi donde éste la dejó, ambas dirigidas por Arthur Rankin Jr.); maldita, debido a su magnitud, un extenso tratamiento coral, o la inmensidad de sus escenas de acción… hasta que un Jackson a quien pocos tomaban en serio hasta entonces demostró a todos que podía hacerse y la convirtió en obra maestra, propia de un genio, altamente premiada después por la Academia.

Tras vicisitudes diversas y no pocos problemas, Jackson recoge El Hobbit después que Guillermo del Toro abandonase el proyecto y, sin desdeñar la base inicial de éste, decide hacerlo como una «continuación previa» a su trilogía de El Señor de los Anillos; como debía ser: con iguales escenarios y actores y música del oscarizado Howard Shore, a fin de construir ese todo compacto y unificado que merece la obra de Tolkien.  Sobre el guión original de Del Toro, Philippa Boyens, Fran Walsh y él mismo, construyen una nueva historia, consistente y ampliada con datos del propio autor, extraídos de sus Apéndices o el Silmallirion, como ya hiciera en su adaptación previa.

Así, para situarnos, recrean la historia del pueblo enano y la pérdida de Erebor, la Montaña Solitaria, su residencia ancestral: desde su ocupación por el dragón Smaug, los enanos vagan por la Tierra Media sin hogar; también la de sus reyes, Thror, Thrain, o el propio Thorin Escudo de Roble, explicando de paso el por qué de tal sobrenombre y dando vida a su gran enemigo, el trasgo Azog, asesino de su abuelo, y el origen y causa del enfrentamiento y odio visceral que sienten los enanos hacia los elfos.  De ESDLA recuperan el personaje de Radagast el Pardo, para introducir la figura del Nigromante en Dol Guldur, latente en el libro como figura amenazadora de trasfondo pero sin concretar, quien se revelará más tarde -como sabemos- como el propio Sauron, aún sin el poder que concentra lentamente, tras su derrota en la Batalla de la Última Alianza.  Es de suponer que, en entregas posteriores, esas idas y venidas de Gandalf, sus desapariciones de la compañía en el libro, sean rellenadas con los hechos narrados fuera de éste y que le llevan a descubrir la verdad; también con el desarrollo de otras historias (como las reuniones del Concilio Blanco liderado por Saruman, iniciadas en esta entrega, y sus actos para expulsar al Nigromante a Mordor) que completan la grandiosidad de la saga, la mayor obra de fantasía escrita hasta el momento.

El Hobbit, en libro, cuenta la historia de un grupo de trece enanos que, en compañía de Gandalf el Mago (un Maia, en realidad) y Bilbo Bolsón, un hobbit con ganas de aventuras y nombrado saqueador, emprenden la misión de recuperar Erebor, su hogar, liberando la montaña del dragón que la habita, y las vicisitudes que ocurren hasta conseguirlo.  Como película (ampliada finalmente a trilogía, ya sabéis), siendo fiel al escrito original, intenta ser más: un enlace entre el cuento inicial (de aventuras, jovial y liviano, juvenil) y la historia amplia de la Tierra Media (más profunda y tenebrosa, más adulta) que desemboca, 60 años después, en los hechos narrados en El Señor de los Anillos (desencadenados, como se sabe, por el anillo singular que Bilbo encuentra en esta aventura).

Bajo esa premisa, Jackson inicia El Hobbit en el mismo momento y lugar que ESDLA, con Bilbo y Frodo en La Comarca, poco antes de la llegada de Gandalf a la fiesta de despedida.  El mayor de los hobbits ha terminado de escribir las aventuras vividas antaño, que piensa entregar a su sobrino antes de partir hacia Rivendel.  Y comienzan los recuerdos… con esa frase singular que inicia una aventura maravillosa:  «En un agujero en el suelo, vivía un hobbit», y la llegada de Gandalf y los enanos, para conformar una tertulia inesperada, divertida, y contada magistralmente.

Como el resto de la película, una sucesión de sucesos y aventuras en el periplo de la compañía hacia la Montaña Solitaria, con paso por Rivendel, perseguidos por los orcos, luchando contra trolls y trasgos, aderezada con una chispa de humor continua que la aleja de esa permanente agonía y carga de responsabilidad que subyace en cada escena de ESDLA.  El Hobbit, con el protagonismo de los enanos, goza de un tono más cómico y juvenil, menos trágico, que cualquiera de las tres partes de aquella, sin que por ello desentone del conjunto que forman; según indica el mismo Jackson, ese componente cómico fue el motivo último que le decidió a dirigirla.  También es una película del momento en que se realiza, al estilo de hoy, con abundante acción y épica -más que en el cuento original- e imágenes espectaculares.  En este sentido, la introducción del sistema 3D HFR (High Frame Rate /Alta velocidad de imagen, con 48 fotogramas por segundo, el doble que el estándar actual), con el que Jackson demuestra de nuevo su espíritu innovador (sin entrar en posibles críticas, muchas de ellas por falta de hábito), confiere una mejora en la definición de las escenas de movimiento que, en cierto sentido, justifica -y sin duda mejora- ese posible exceso de acción que el público de hoy exige. Con todo ello, obtiene una obra entretenida, sin estridencias (salvo, quizás, ese rey trasgo de maneras histriónicas y exageradas, que más parece un personaje de Disney) ni excesivos cambios argumentales; y que a pesar de su duración nunca se hace pesada, pues antes que todo parezca volverse repetitivo entra en escena Gollum, y la llena, se adueña de ella, con esa expresividad intensa que Andy Serkis (por mucho que sea tratado bajo ordenador) confiere al personaje.

Y es que ese es uno de los mayores logros del director neozelandés, gran conocedor y fan confeso de la obra de Tolkienuna excelente definición de los personajes, que configura no sólo en imagen sino en el rol propio que desempeñan.  Y en este sentido, Martin Freeman  (¡excelente Watson, en Sherlock!) está increíble, y conforma un Bilbo joven mejor que el de Ian Holm, ya mayor.  También el elenco de enanos, algunos viejos actores recuperados, caracterizados todos de forma exagerada, muy acorde sin embargo a ese aire de comicidad juvenil deseada; o los que repiten de la adaptación anterior, y dan continuidad al conjunto.

Peter Jackson consigue con El Hobbit una nueva obra maestra, que gusta y disfruta toda la familia, cualquiera que sea su edad, y sean o no seguidores del viejo profesor 0 conocedores previos de su obra.  Y digo ésto convencido y muy consciente de mis palabras, pues he tenido la inmensa suerte de ver así cada una de las entregas de la saga, en ocasiones tres generaciones (solo dos en ésta, cosas de la vida) sentadas en butacas continuas, en la misma sala y función, y comentarlas después en grupo.  Y a pesar de las críticas que nos gusta hacer y buscar fallos e incongruencias en su conjunto o respecto a la obra original, todos coincidimos finalmente en que nos encanta, y hemos disfrutado -y mucho- con la experiencia.

Excelente, y altamente recomendable.  No digo más.

Disfrutadla.

El HOBBIT. Seis nuevos clips de la película (ojo spoilers)

A pocos días del estreno mundial de El Hobbit, un viaje inesperado, EW.com, la web de la revista Entertainment Weekly, publica una entrevista a Peter Jackson, su director, y seis increíbles clips de acción de la película, de alrededor de un minuto cada uno.  Para los que no podéis esperar, ahí tenéis los enlaces.  Pero ¡ojo, contienen spoilers!.

 

¡No hay nadie en casa!

Dale el contrato

¿Con quién has hablado de su misión?

Las espadas tienen nombre por las hazañas que realizan

La caza del trasgo

¡No hablaba contigo!

y

Entrevista a Peter Jackson

EL HOBBIT, un viaje inesperado. Trailers en castellano.

Algunos preguntáis que por qué no los publicaba en castellano (cuando lo hice, aún no estaban).  Bueno, pues ahí van, gentileza de Sensacine:

Dos trailers de la película más esperada.  Y en poco más de 15 días, ¡en la gran pantalla!.


El Hobbit: un viaje inesperado. Clip.

El Hobbit: un viaje inesperado Trailer 2