EL COLOSO NEGRO en BD (Conan le cimmérien, vol. 2)

La fuerza y juventud (no exenta de experiencia) del tandem Brugeas/Toulhoat consigue en la adaptación de EL COLOSO NEGRO una versión llamativa y vibrante, impactante en color y planos cinematográficos, de la sangrienta batalla en el desfiladero de Shamla, donde las fuerzas de Khoraja enfrentaron a las tropas de Natok el Velado

Publicado junto al nº 1 de la colección, «La Reine de la Côte Noire» (ver reseña aquí), ambos al mismo tiempo, a una vez, para incrementar el impacto mediático del lanzamiento oficial de la colección, el dibujo oscuro de Toulhoat servía, además, de contrapunto perfecto a ese otro, tan personal -casi de animación-, de Alary.

Este segundo volumen, «Le Colosse Noir«, adaptación del relato «El Coloso Negro» de Robert E. Howard, llama poderosamente la atención con una portada de impacto, por su composición y color, refrendada en su interior con un dibujo sombrío y oscuro, repleto de manchas propias del blanco y negro, que cuando recibe color lo hace, de forma intencionada, en una gama cromática reducida a fin de mantener el juego de sombras para el que está pensado.  El dibujo de Ronan Toulhoat, no es menos personal que el de Alary, aunque al menos no recuerda a Disney.  Evidentemente, no es Buscema; vaya esto por delante, para anticipar la inevitable comparación entre ambas adaptaciones (-1-) que, en este caso y salvando innegables diferencias de estilo, resiste el enfrentamiento con bastante dignidad, gracias al dinamismo de sus figuras, un admirable diseño y composición de viñetas, en el que destacan los dibujos a página doble o un tercio de la doble plancha, planos de enfoque variable y un impresionante diseño cinematográfico del que, imagino, no resulta ajeno Vincent Brugeas, su guionista, la otra mitad del equipo que ambos forman desde 2003 (-2-).

Primeras 4 páginas, en las que se narra la incursión de Shevatas en las ruinas de Kuthchemes.

El Conan de Brugeas y Toulhoat es oscuro, sombrío como la descripción que de él se hace en las Crónicas Nemedias, muy personal, y de imagen distinta a la que estamos acostumbrados; su pelo es negro sí, aunque rizado, lejos de aquella melena que Howard describe lisa en La Reina de la Costa Negra y otros relatos; tampoco es el gigante que imaginamos, puesto que las proporciones de los cuerpos de Toulhoat se acercan más al canon de 7 cabezas que de de 8 habitual (-3-).  Pese a todo, es un Conan en toda regla; una representación excelente del personaje que imaginó su creador para este relato, cuya adaptación es bastante buena; tanto o más que las realizadas por el gran Roy Thomas (-4-).

Salvando rizos (como Momoa…), el personaje se comporta como hace el cimmerio en el relato de Howard, en una adaptación muy fiel al original, en la que sólo introduce pequeños cambios en el orden de narrar acontecimientos (flashback de las apariciones de Natok Yasmela) que no afectan a la historia, y algún añadido (lógico, si se piensa bien), como ortos dos mercenarios, Bran y Kane, colegas y compañeros de bebidas, mujeres y batallas.  Aparte de eso, nada falta en la narración de unos hechos que, mediante el dibujo y muchos silencios, son recreados sin escatimar páginas para describir acontecimientos.

Desde inicios (ver primeras páginas de Shevatas en Kutchemes) el diseño a doble plancha, con viñeta de 1/3 de ancho, se vuelve dominante en una gran proporción, para destacar escenas majestuosas o sobre las que llamar la atención.

Pero es a partir de la llegada del ejército al Paso de Shamla donde alcanza su auge, para mostrar una perspectiva grandiosa que, junto a la movilidad y dinamismo de las figuras y caballos generan una sensación de movimiento que es de agradecer.

Es ese nerviosismo que Toulhoat confiesa le domina cuando quiere comunicar al lector la fuerza e intensidad de un personaje o historia.  A partir de ahí, también, pero la narración, la batalla en el último tercio del volumen, se transforma en una epopeya épica ilustrada de movimientos y rojos, acción, sangre y flechas que surcan el cielo y lo ensombrecen, furia, desconcierto, frenesí, matanza, y carnicería en exceso.

El lector de cómic sabe disfrutar estos momentos, cuánto más si es aficionado al personaje del cimmerio.

Es este un cómic pensado para blanco y negro.  La densidad de las tintas y sombras así lo definen; tal es el estilo del propio autor, que se confiesa un fanático declarado del b/n. y así concibe las imágenes en su primer pensamiento.

Pero el color no lo desmerece; al contrario, le otorga una dimensión diferente, otra mirada.  En la medida que es el propio dibujante quien lo concibe y aplica, sabe cuándo va a apoyar la tinta o no, completar el dibujo, o comple-mentarlo.  En este caso, con predomi-nio de los tonos rojos y distintos matices de arena.  Como dice, es otra faceta, y dos placeres en realidad. Cada uno que opine según sus gustos y preferencias, que opciones hay para ambos:

Como el resto de la colección, Glénat ofrece «Le Colosse Noir»  en dos versiones:

  • A todo color.           72 págs. 24    x 32 cms.
  • En blanco y negro. 72 págs. 27,5 x 36,8 cms. siendo ésta última edición de coleccionista, de tamaño superior  y tirada limitada a 1000 ejemplares.

Como complemento a las 64 páginas de la BD, incluye 6 láminas con la versión del personaje de otros dibujantes: Yoann Guillo, Djet, Julien Carette, Julien Télo, Thibaud de Rochebrune, y Alexis Sentenac.  Y, por supuesto, el artículo que pone obra y autor en situación y tiempo, a cargo del entendido Patrice Louinet.

En él cuenta cómo «La Máscara de Fu Manchú«, de Sax Rohmer pudo ser referente para Natok, el Velado.  También que las dificultades financieras que atravesaba Weird Tales llevó a F. Wraight, su redactor jefe a ser más permisivo en materia sexual.  Fue cuando contrató a Margaret Brundage para dibujar las portadas, una especialista en desnudos femeninos.  REH acababa de vender «La Reina de la Costa Negra«, el relato con el que había llegado más lejos en cuanto a desnudos y sexualidad, elementos que incrementaba las ventas de libros.  También pasaba dificultades económicas… y se subió a ese carro.  Pronto comentaría con uno de sus mejores amigos: «Uno de los últimos relatos que he vendido termina con una relación sexual, en lugar de la masacre habitual… Creo que el individuo medio tiene en su interior el deseo secreto de ser un aventurero valiente que se dedica al beber, luchar y violar«.

En una versión previa del relato (inédita) Conan rechaza la proposición de Yasmela y le pide que se vista para regresar con las tropas.  No fue ese el final publicado… ni el de esta adaptación.

 

NOTAS:

-1- La adaptación de Marvel, por Roy Thomas y John Buscema fue una de las primeras historias publicadas en «Savage Sword of Conan» («Relatos Salvajes nº 8, 2º de Conan) con tintas de Alfredo Alcalá. El resultado fue espectacular, y así ha quedado en la memoria de los aficionados, que lo recuerdan con gran cariño.

-2- Compañeros de estudios y aventuras, en 2003 decidieron realizar cómics juntos.  De esta colaboración han surgido la saga «Block 109» (5 tomos autoconclusivos), una ucronía de guerra mundial en la que Alemania domina el mundo sin Hitler, asesinado; «Chaos Theam» (2012), 4 álbumes y dibujos animados de S; y los éxitos de crítica y público «Le Roy des Ribauds» (2015), de formato histórico (París medieval, 1194) e «Ira Dei» (2018), normandos, bizantinos y vikingos en la Sicilia de 1040, con un estilo muy similar al del álbum que nos ocupa.

En España no hay publicado nada de Brugeas, y sólo algunas portadas o colaboraciones de Toulhoat, como en «Sherlock Holmes Society«, o el tomo 3 de «Elric» (fuente: Tebeosfera).  Por si alguno quiere ver más sobre el dibujante, dejamos aquí su cuenta en Instagram.

-3- Un canon de 7 cabezas es el del Doriforo, de Policleto (siglo V a.C.).   Actualmente, el más real y utilizado es el de cabezas, más esbelto, como el de Lisipo (siglo IV a.C.) y su Apoxyomenos (es el que utiliza Buscema en su adaptación, por ejemplo). El canon de 8 cabezas y media, o superior, se reserva para los dioses, como el de Leocares (s. IV a.C.) en su Apolo de Belvedere, ).

-4- Posiblemente, mejor que las de Thomas, por cuanto es conocida por todos su excesiva literalidad a los textos de Howard, que originaba repeticiones entre lo narrado y lo descrito en las viñetas.